


Comprender la domesticidad: un análisis histórico y cultural
La domesticidad se refiere a las normas, prácticas y valores sociales y culturales asociados con el hogar y la vida familiar. Abarca las formas en que las personas y las familias organizan su vida diaria, mantienen sus hogares y participan en actividades domésticas como cocinar, limpiar y cuidar a los niños. La domesticidad está determinada por las expectativas sociales y las normas culturales en torno a los roles de género, el estatus de clase y las preferencias personales. En el siglo XIX, la domesticidad estaba estrechamente ligada a la idea del "hogar" como un lugar de refugio y comodidad, donde se esperaba que las mujeres cumplir sus roles tradicionales como esposas y madres. El auge de la industrialización y la urbanización provocó cambios en la forma en que la gente vivía y trabajaba, y el concepto de domesticidad evolucionó para incluir nuevas tecnologías, bienes de consumo y medios que transformaron el hogar y la vida familiar. En el siglo XX, los movimientos feministas desafiaron las tradiciones roles de género y expectativas en torno a la domesticidad, argumentando que las mujeres deberían tener mayor autonomía y opciones en su vida personal y profesional. Hoy en día, la domesticidad sigue siendo un concepto complejo y multifacético que refleja normas sociales cambiantes, valores culturales y preferencias individuales en torno a cuestiones como el equilibrio entre la vida laboral y personal, la estructura familiar y las responsabilidades domésticas.



