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Comprensión de los hematomas subdurales: causas, síntomas y opciones de tratamiento

Un hematoma subdural es una acumulación de sangre que se acumula entre la duramadre y el cerebro. La duramadre es una membrana gruesa que cubre el cerebro y la médula espinal. Los hematomas subdurales a menudo son causados ​​por lesiones traumáticas, como golpes en la cabeza o caídas, y también pueden ser causados ​​por eventos no traumáticos como trastornos hemorrágicos o malformaciones de los vasos sanguíneos. Los hematomas subdurales se pueden clasificar en dos tipos: Hematoma subdural agudo: este tipo de El hematoma ocurre repentinamente, generalmente como resultado de una lesión en la cabeza. El sangrado es rápido y severo, y el hematoma puede rápidamente volverse grande y poner en peligro la vida. Hematoma subdural crónico: este tipo de hematoma se desarrolla gradualmente con el tiempo, a menudo como resultado de repetidas lesiones en la cabeza u otras afecciones que causan sangrado en el cerebro. El sangrado suele ser más lento y menos intenso que el de los hematomas subdurales agudos. Los síntomas del hematoma subdural pueden incluir: Dolor de cabeza, que empeora con la actividad física o la tos. Confusión, desorientación o pérdida del conocimiento. Debilidad o entumecimiento en los brazos o las piernas. Pupilas dilatadas. Convulsiones o incapacidad para coordinar los movimientos. En casos graves, los hematomas subdurales pueden causar daño cerebral, lo que provoca cambios cognitivos y de comportamiento a largo plazo, incluida pérdida de memoria, dificultades con el habla y el lenguaje y cambios de personalidad. En algunos casos, los hematomas subdurales pueden poner en peligro la vida, especialmente si no se tratan con prontitud. El tratamiento del hematoma subdural puede incluir: Cirugía para drenar la sangre acumulada en el espacio entre la duramadre y el cerebro. Embolización endovascular, que implica el uso un catéter para inyectar una sustancia que bloquea el vaso sangrante.
Medicamentos para controlar síntomas como convulsiones o presión arterial alta.
Cuidados de apoyo, como oxigenoterapia e hidratación, para ayudar a mantener las funciones vitales.
En algunos casos, los hematomas subdurales pueden requerir un seguimiento continuo y tratamiento con el tiempo, y puede resultar en cambios cognitivos y conductuales a largo plazo. Es importante buscar atención médica de inmediato si se presentan síntomas de un hematoma subdural, ya que el tratamiento oportuno puede mejorar significativamente los resultados.

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