


Comprensión de Aspergillus: riesgos para la salud, prevención y opciones de tratamiento
Aspergillus es un tipo de hongo que se encuentra comúnmente en el medio ambiente, particularmente en el suelo y la materia orgánica en descomposición. También se encuentra en el aire que respiramos y puede estar presente en superficies como suelos, paredes y muebles. Aspergillus se compone de más de 200 especies diferentes, pero la más común asociada con la salud humana es Aspergillus fumigatus. Aspergillus puede causar una variedad de problemas de salud en los humanos, que van desde leves hasta graves. Algunas de las afecciones más comunes causadas por Aspergillus incluyen: Aspergilosis broncopulmonar alérgica (ABPA): es una reacción alérgica al hongo que puede causar síntomas como tos, sibilancias y dificultad para respirar. Sinusitis por Aspergillus: es una infección del senos nasales causados por el hongo. Los síntomas pueden incluir dolores de cabeza, dolor facial y congestión nasal. Aspergilosis invasiva: se trata de una infección grave que puede afectar varias partes del cuerpo, incluidos los pulmones, el cerebro y la piel. Se observa con mayor frecuencia en personas con sistemas inmunológicos debilitados, como aquellas con cáncer, VIH/SIDA o que toman medicamentos inmunosupresores. El hongo Aspergillus también puede causar infecciones oculares, como la endoftalmitis, que es una infección del ojo que puede provocar ceguera si no se trata. Además de estos problemas de salud, Aspergillus también puede producir micotoxinas, que son sustancias tóxicas que pueden causar una variedad de síntomas, como náuseas, vómitos y diarrea. Aspergillus se diagnostica mediante una combinación de examen físico, historial médico , y pruebas de laboratorio como cultivos o pruebas de PCR (reacción en cadena de la polimerasa). El tratamiento depende de la afección específica causada por el hongo y puede incluir medicamentos antimicóticos, cirugía u otras terapias. Para prevenir las infecciones por Aspergillus es necesario tomar medidas para reducir la exposición al hongo. Esto puede incluir:
Evitar áreas con altos niveles de polvo y humedad, como sótanos y espacios reducidos.
Usar un deshumidificador para reducir los niveles de humedad en el hogar.
Mantener las superficies limpias y secas.
Evitar tocar o alterar el suelo o la materia orgánica en descomposición.
Usar un mascarilla cuando se trabaja con materiales que contienen Aspergillus. En general, si bien Aspergillus puede causar una variedad de problemas de salud, tomar medidas para prevenir la exposición y buscar atención médica si los síntomas persisten o empeoran con el tiempo puede ayudar a reducir el riesgo de infección.



